Don Roca era un tío que se la machacaba pensando más en Eastwood que en la Pleiffer, y tenía fama de practicante: rompía culos con braveza. Lo tomaban como un maldito enfermo al que todos los machotes preferían no acercarse. Si te inculcaban unos valores, se había que apedrear a aquel que se saliera de las reglas.
Y Don Roca era, sin lugar a dudas, la excepción que la regla desea corromper.
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